Este artículo fue escrito el 3-9-1965. Evidentemente, mucho ha cambiado desde entonces. Nuestro conocimiento de la astronomía evoluciona muy rápido y mucho de lo que se pensaba en ese momento ha cambiado (*). Así, el artículo retrata la imagen que teníamos de los fenómenos cósmicos en ese momento. Cuenta como una referencia histórica. En el sitio web en sí, tenemos otro enfoque moderno del mismo tema

Superando en potencia las mayores explosiones atómicas realizadas en la tierra, fenómenos tales comunes en la tumultuosa superficie del astro rey, podrían vaporizar nuestra diminuta tierra en un solo suspiro.

Nubes de gases con temperaturas muy altas son lanzadas al espacio alcanzando alturas de 100.000 kilómetros o más.

Desde el suelo se pueden ver incluso con pequeños dispositivos dotados de características especiales, dada la propia luminosidad del sol. Poco se sabe de él, aun con tales dimensiones y dificultad de observación (**).

El origen de tales explosiones, según algunos, está en el centro del sol, donde la materia no existe como la conocemos, sino en un plasma de protones y electrones a millones de grados de temperatura.

Esta masa, con el movimiento de rotación de la estrella, que no tiene una estructura sólida, hace que aparezcan gigantescos flujos de materia, que con eventuales choques pueden desintegrarse en forma de explosiones, arrojando enormes cantidades de materia al espacio (** * ).

Se trata de erupciones solares que tienen un poder tan grande que influyen en el propio campo magnético de la Tierra, situado a 149 millones de kilómetros de distancia.

Tales explosiones ionizan una cantidad gigantesca de partículas cargándose con enormes energías, disparándose en todas las direcciones del espacio ya gran velocidad.

La enorme cantidad de estas partículas que llegan a la tierra después de aproximadamente 5 horas de viaje por el espacio, provocan cambios en las capas superiores de la atmósfera, con cambios en la propagación de las ondas de radio, y al entrar en la atmósfera por las regiones polares provocan el fenómeno que conocido como aurora boreal.

En el caso extremo, incluso las comunicaciones satelitales y en nuestros tiempos (****) incluso las comunicaciones celulares.

La cantidad de explosiones es proporcional al número de manchas solares, que son regiones más frías, siguiendo un ciclo de 11 años de máximos y mínimos.

 

 

 

(*) Cuando era muy joven, todavía no tenía completamente claro el camino profesional a seguir. Se equilibró entre la electrónica, la astronomía y la física. Aunque terminé teniendo mi actividad principal en la electrónica, las otras dos ciencias no fueron abandonadas por completo. Tanto es así que mantenemos esta sección de astronomía en nuestra web. Así, en los años 60 y 70 escribí muchos artículos sobre astronomía, publicados en el periódico de mi escuela, incluso en periódicos que ya he tratado en mi biografía. Tengo todos los originales de estos artículos que pongo a disposición en mi sitio web, tanto por su valor histórico como por la información que contienen, que siguen siendo válidos. Hice pequeños cambios en los textos cuando encontré algunos puntos que han cambiado desde entonces o conceptos que hoy se tratan de manera diferente.

 

(**) Esto ya no ocurre hoy, además de dispositivos más apropiados, incluso enviamos una sonda que se acercará al sol, soportando temperaturas muy altas, pudiendo estudiar los fenómenos que allí ocurren de una forma mucho más precisa.

 

(***) Hoy este fenómeno tiene otras explicaciones.

 

***) Agregado en el momento de la recuperación del artículo en 2020.

 

 

 

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